En memoria de D. Ángel Sánchez, todo un señor madridista:
D. Ángel Sánchez fue -maldito sea el pretérito- un madridista que siempre que se cruzaba contigo hacía un alarde de humor y pasión. Descontada la puntual actualidad del club apenas tratabas más temas, siempre secundarios. La conversación solía girar alrededor del último fichaje, la esperanza de una nueva temporada o el reproche formulado desde la lealtad al escudo de nuestros amores. Hasta el final le pidió a sus hijos un ejemplar de su diario deportivo. Fue merengue hasta el último aliento, que coincidió en fecha con la clasificación de su Madrid a unos cuartos de final que aproximan la recta final de la Décima, sueño por el que nos conmovería brindar en su memoria.
El objetivo se logró lejos de los alardes estéticos y con una eficacia probada. En un partido algo falto de tensión y carente de exigencias de primer orden, los pupilos de Mourinho le endosaron una goleada al animoso CSKA de Moscú. Sin dominar con claridad y con un tono más bien irregular, entregado al apetito de Cristiano Ronaldo y a la sobrenatural puntería de sus delanteros, los locales ganaron por 4-1 y aguardan un sorteo con varias novias apeticibles y solo un par de enemigos de aparente entidad. Con la mala noticia, eso sí, de la baja por sanción de Xabi Alonso.
No fue buena la imagen del Madrid en el tramo inicial. Es más, todo arrancó con un tremendo susto protagonizado por Doumbia, que se quedó solo ante Casillas en una contra urgentísima. Tuvo otro acercamiento el CSKA unos minutos después, pues la mínima descolocación blanca era reprendida con una velocidad centelleante del bloque ruso. Precisamente esa fue la virtud de la que se valió CR7 para forjar el primer riesgo de su equipo. Presionó, robó y se fue. Lo hizo todo bien menos el pase, franco para un defensa que, sin embargo, le regaló a Kaká una segunda opción que se marchó fuera en un tiro seco y raso. Lo malo es que ya habían pasado largo rato y solo entonces se inauguraba el balance de las ocasiones.
Tampoco hubo muchas más en los 45 minutos iniciales, ni por un lado ni por el otro. El juego de los de casa era discontinuo, estéril en la posesión y únicamente peligroso cuando robaba la pelota en campo contrario. Durante algunos minutos Marcelo entró como un estilete punzante por su banda aunque estuvo fallón en la entrega definitiva. Así las cosas, fue el Madrid quien golpeó en forma de gol. Llegó de una forma inesperada, pues Khedira se soltó el pelo con un recurso técnico francamente inédito: tras recibir dentro del área un envío de Özil, se dio media vuelta y le dio un pase con la zurda a Kaká, que rompía solo en el lado contrario de la jugada. El brasileño tocó la pelota con dañina intención para que Higuaín mejorara sus excelentes promedios anotadores.
Encararon los madridistas la reanudación con el viento a favor del resultado y ganas de resolver un trámite que ya se sabía poco virguero. El viento además decidió soplar a favor cuando un disparo lejanísimo y venenoso de Cristiano se lo comió un portero que al parecer se llama Chepchugov. Con 2-0 se vieron los mejores momentos del partido gracias a un dominio que ya sí era incontestable. No obstante, la mejor virtud seguía siendo la efectividad, tanta que a Benzema no le llevó ni medio minuto marcar desde que saltó al césped como relevo de Higuaín. Asunto liquidado.
El rato que restaba fue un postre curiosillo para una comida solvente aunque poco memorable. Tosic firmó un golazo desde fuera del área que la afición rusa festejó como si el mundo fuera a acabarse en un suspiro. Y Benzema demostró su variado repertorio cuando le cedió de forma generosa el 4-1 a Ronaldo, que sigue engordando sus números de forma insaciable. Poco más. La funcionalidad lo había presidido todo como en un prólogo de encargo. En breve seguro que llega la proverbial pasión del madridismo profundo, esa virtud de la que suele hacer gala en Europa el escudo más glorioso del planeta. Virtud que con tanto carisma representó también D. Ángel Sánchez. Va por él.
No, no fue un partido brillante, de los que uno sale del campo con un magnífico regusto por el buen juego de tu equipo.Pero si resultó un partido bien ganado, con oficio, con jugadas bien ejecutadas y un incuestionable dominio en la segunda parte. Con un Özil excelente (para mí el mejor) y la habilidad de sus compeñeros de la zaga para saber resulver situaciones complicadas. Hoy ya sabemos contra quien jugaremos en cuartos. A priori no parece un equipo dificil. La mejor suerte del mundo para el Madrid.
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