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Mostrando entradas con la etiqueta Mourinho. Mostrar todas las entradas
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martes, 21 de mayo de 2013

Mou y los pañuelos




Con la marcha de Mourinho se cierran tres años sin bailes de pañuelos. No volaron al aire en las gradas del Bernabéu, dirigiendo su ira de papel industrial contra jugadores o por donde luce el palco. El entrenador se marcha pero el presi y sus chicos permanecen. Puede que un día se acuerden del escudo protector del maléfico portugués. A poco tardar.

Compareció Florentino con la voz titubeante y las manos temblorosas, como quien anda que no se tiene. Y se paró el mundo una vez más, pues el Madrid vive cada minuto al límite de la supervivencia, pareciéndonos que el planeta fuera a volatilizarse al suspiro siguiente y por su culpa. Con Mourinho la idea de la extinción de la raza fue más probable que nunca, pues de sobra es conocido que cena niños crudos por las noches y provoca catástrofes devastadoras con diabólicos conjuros. No es exagerar, no, pues ha hecho cosas mucho peores, como dejar a Casillas en el banquillo. Laguna jurídica, por cierto, que semejante acto no figure con su tipo correspondiente en el Código Penal.

Así que ahora volvemos al lugar de donde veníamos últimamente, que no son las nueve copas de Europa, como parece si uno lee, sino el cachondeo, los octavos de final, los cataclismos coperos y las ruedas de prensa de "no hay equipo pequeño". Ay, las ruedas de prensa, ese producto de lujo para la información bien envuelta. Tan necesaria.

Salió Florentino con las manos temblorosas y la voz titubeante y dijo que no diría "Ancelotti". Él no pero otros sí, que aquí todo ocurre bajo los focos, hasta lo que no ocurre. Ya nos han asegurado que Carlo pacificará y será Del Bosque con acento italiano, todo en uno. Diálogo, paz. La paz, qué bonito, consiste en dar interviús en un mesón y en escribir alineaciones políticamente correctas, que si no se lía parda. Lo demás son ganas de guerra.

Mou, mientras, enfila al barrio de Chelsea, donde unos abducidos le aguardan con pancartas y parabienes. Gente salvaje que no quiere a Benítez ni después de ganar no sé qué, detalle que ya retrata a esos bárbaros británicos. Allí, el de Setúbal seguirá equivocándose en sus excesos, que le restan valor profesional, como lo del dedo. Junto a ese borrón hubo otros, en lo deportivo y en lo extra. Prometo explicarlo, habrá tiempo, por aquí. Prometo pero hoy no toca.

Ahora toca recordar que, a pesar de todo, durante su trío anual no ha habido un pañuelo en el Bernabéu que no fuera para aligerar la napia de alguna de las mocitas del himno. No agitaron las noches de los maltratados chavales, pobrecitos ellos, ni las del jefazo que reprende a los periodistas de palabra mientras ejecuta sus exigencias con los hechos. Tenían un pararrayos en el banquillo. Pero fabricado en Portugal y con el sello de Mendes. Toda una provocación.

Pues nada, que tome nota el que venga de este "punto y final", como titula Sara Carbonero su columna sobre el asunto de la Copa. "Todo infortunio esconde alguna ventaja", añade Sara en su dedicatoria, inspirada en los versos de Serrat y en la quintaesencia del señorío. Esto es lo que hay, Ancelotti. No hagas lo que no te conviene, que aquí, además de infortunios ventajosos, abunda la presión. Ya lo advirtió Florentino con la voz del titubeo, que "tres años en el Madrid son muchos". Sobre todo con él en la presidencia.

Carlo no llegará a tanto, aunque habrá pañuelos que serán para otros mientras en alguna tertulia futbolera alguien pronuncia con descaro: yo no fui. 

(Texto publicado en Bernabéu Digital, www.bernabeudigital.com. Reproducimos aquí por su interés para el debate... civilizado, si puede ser. Gracias).  

www.nacidoparaelmadrid.com
@michihuerta

martes, 8 de enero de 2013

Mis preguntas al AS... y una última de propina

Día 8 de enero de 2012, 16.45 horas. Me doy de bruces con la edición web del diario AS. Y así, de forma un poco improvisada, me asaltan algunas dudas que me encantaría poder plantear a los responsables de su publicación. De no ser posible, espero que los fieles del blog o que algunos visitantes ocasionales las contestaran. Cada una vendrá precedida de una imagen de apoyo. Vamos allá.



¿Sugiere el AS que Mou mintió cuando declaró que no acudiría a la ceremonia de entrega del Balón del Oro porque tenía que trabajar, pues finalmente no lo hizo?

En realidad, los redactores Carlos Forjanes y Álvaro de la Rosa contestan amablemente, pues en el interior de la 'noticia' (es tan sencillo usar la comilla simple: ') explican a sus lectores que







O sea, que Mourinho se "tomó la tarde libre".

Como ya hemos salido de dudas, sigamos con el interrogatorio:

¿Cabe la posibilidad de que Mou estuviera trabajando en el duelo contra el Celta desde las 13.30 horas, momento de salida de la expedición blanca a Zúrich, hasta -digamos- las 19 horas, momento probable de salida hacia el lugar donde entrenaba su vástago?  En caso afirmativo, ¿se podría seguir considerando que el técnico se tomó la "tarde libre"? ¿Han contrastado los redactores ese dato? En caso negativo, ¿no se estaría construyendo un titular interpretativo y tendencioso con la intención de presentar como irrebatible una conclusión tan parcial? 

Vaya, hemos tenido suerte: de estas últimas dudas nos saca Tomás Roncero, redactor jefe de la sección del Real Madrid del AS, en su cuenta de twitter: 


Puede que no se lea del todo bien. La portada del AS, según Tomás Roncero, es un "EJERCICIO DE PERIODISMO Y VERACIDAD". Por cierto, estaría bien que se nos aclarara de igual modo eso de "que hay que ir", pues ignoramos si forma parte de las obligaciones contractuales de los empleados del club.

Pero hay más. Por otro lado, la portada del As en su edición web también incluye la siguiente pieza.


Se trata de un video que, por falta de tiempo, no podemos colgar completo. Confíe en nuestra capacidad transcriptora el lector cuando aseguramos que la locutora pronuncia textualmente al final la frase: "Mismo brazalete, distintos protagonistas, distintos partidos, distinto criterio... lo dicho: ¿importarle el brazalete a Mourinho... o no importarle?". 

Y aquí va nuestra pregunta: ¿Por qué no se incluye en la síntesis final la expresión "distinta situación", tratándose de una circunstancia de partido tan divergente en los dos casos que equipara?

Vamos rematando. Según la organización jerárquica de los hechos noticiosos de AS en su portada (ejercicio de periodismo y veracidad) el siguiente ocupa la posición número 18: 


Atención, pregunta: ¿Es propio de un medio especializado en información deportiva relegar a dicho emplazamiento un dato como éste en vísperas de un partido de tanta trascendencia como la vuelta copera entre Real Madrid-Celta?

En fin, bien pensado, da igual que nadie me conteste, pues Sara Carbonero está ideal en las fotos y Messi ha tenido un tremendo gesto de personalidad estética con la elección de su esmoquin. Hoy dormiré sintiéndome muy bien informado porque me he dado todo un baño de "periodismo y veracidad". 

PD. Bonus para fieles de "Nacido para el Madrid". Durante el partido contra la Real Sociedad mantuve la siguiente conversación en twitter con Sergio Fernández, del diario Marca, quien al rato de entrar Iker en el campo escribió lo siguiente. 

Vista la repetición televisiva en la que Casillas rechaza el ofrecimiento de Cristiano me dirijo a él en los siguientes términos: 

Y ésta es la contestación que recibo:


Pregunta de propina: ¿Qué diablos está pasando?

viernes, 15 de abril de 2011

El clásico, el plante de Mou y el papel de la prensa

 
Otra vez Mou. En la víspera del apasionante carrusel de clásicos que se nos avecinan, no se habla ni se escribe sobre otra cosa: el entrenador luso del Real Madrid ha plantado a los chicos de la prensa. De hecho ha sido un plante verbal, pues de cuerpo presente sí que estaba. El que hablaba, sin embargo, era el segundo entrenador. Y a Aitor Karanka le dejaron los presuntos profesionales españoles con la palabra en la boca. 
Pues bien, otra vez deberíamos escribir sobre la equivocación de Mourinho. Ninguna estrategia merece poner en riesgo algo que se parezca al buen nombre propio y al de la institución a la que se representa. Vivimos en una sociedad mediática y hoy se amplificaba el anuncio de la marca más que nunca. Estamos, quizás, ante un gesto de una educación dudosa. Sí, todo eso puede ser. Pero de nuevo, una vez más, se sobredimensiona el asunto y muchos se entregan apasionadamente a un hipócrita rasgamiento de vestiduras. 
Veamos. Hace algunas semanas, Juan Antonio Alcalá se descolgó en El partido de las 12 con una supuesta información que se había gestado en una charleta con un tal "señor Real Madrid" (sic). Según anunció con la solemnidad de los hallazgos excepcionales, el club iba a solicitar a las autoridades competentes un mayor celo en los controles antidopajes porque no se fiaba del rendimiento del Barcelona... ni del Valencia. Evidentemente, se lió parda y Alcalá tuvo que recular ante el aluvión de querellas y de desmentidos. Alguien que adora dar lecciones de periodismo con su "esto es información y esto es opinión" debió de hacer pellas el día en el que un profesor explicó en su Facultad que sólo es información un hecho contrastado y que la filtración de una sola fuente no es noticia. De ser así, Bernstein y Woodward se hubieran conformado con escribir de inmediato y del tirón lo que 'Garganta Profunda' les contó sobre el presidente Nixon... y nos hubiéramos quedado sin el 'Watergate'. 
Por otro lado, hoy mismo ha caído en nuestras manos este artículo de Diego Torres publicado en El País. Su contenido constituye otro vívido ejemplo de la degradación del periodismo deportivo español. La que durante lustros ha sido la cabecera de referencia en cuanto a calidad de los quioscos hispanos acoge en sus páginas un monumento al cotilleo infame, preñado de chascarrillos de portera, con sus motes, sus medias verdades y sus leyenditas esquineras. La lectura produce el mismo sonrojo y la misma vergüenza que ver y escuchar durante más de dos minutos cualquier programa cutre de Telecinco. Una sensación, por cierto, bastante familiar para quien se deje caer por cualquier tertulia televisiva o por los informativos más exitosos del ramo. Y eso por no hablar de algunas portadas de la prensa futbolera. 
Pues bien, es exactamente a todos éstos a los que hoy Mourinho no ha dirigido sus impresiones. En una sociedad ideal, ésa a la que todo ciudadano crítico debería aspirar, el desaire del técnico merengue hubiera sido difícilmente justificable. Pero resulta que los que ahora apelan al inviolable derecho del público a ser informado hace demasiado tiempo que dimitieron de su misión profesional más sagrada. Así que mejor que no cuenten con la solidaridad ofendida de una buena parte de los seguidores, en quienes se escudan para seguir practicando el escándalo en lugar de dar cuenta de hechos veraces y de analizarlos con rigor. Hechos y no zarandajas de verdulería.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Mourinho y la prensa deportiva


Anoche murió CNN+ España, sustituido por el canal 24 horas de Gran Hermano. Casi a la misma hora en la que se perpetraba el enésimo retrato de la degeneración colectiva -trazado  en este caso por Paolo Vasile, Juan Luis Cebrián y los millones de españoles que han dimitido de su condición de ciudadanos- las radios deportivas echaban humo con la enésima entrega del culebrón Mourinho anda suelto. En Punto Pelota repetían una y otra vez las imágenes del protagonista en un aeropuerto, a cámara lenta y con zoom digital para subrayar el mensaje. Las palabras de los analistas brotaban de forma acelerada en Intereconomía y en otros medios. Que si la había liado parda en Barajas, que si había intentado agredir a varios fotógrafos, que si el Madrid no puede permitirse una imagen así. Bla, bla, bla. En algunas tertulias  las opinones se proyectaban a grito pelado. Como si eso diera más sustancia al argumento. ¿Argumentos? Hace demasiado tiempo que desaparecieron del periodismo deportivo patrio en favor del puro ruido.
Que CNN+ España caiga sobre el suelo cautiva y desarmada y que los comunicadores supuestamente especializados en asuntos futboleros llenen minutos, páginas e imágenes con la interpretación de hasta el último gesto de un entrenador son dos cuestiones íntimamente relacionadas. El espectáculo sustentado en la pura anécdota, en el vacío y en el exabrupto efectista lo contamina todo. Es evidente que la inteligencia es una materia prima en vías de extinción en el paisaje mediático, ese universo emponzoñado en el que las técnicas de la prensa amarilla o rosa -elijan el color que más les apetezca- lo han impregnado todo. Incluido, por supuesto, el honorable mundo del deporte.
Así las cosas, lo cierto es que Jose Mourinho se ha convertido en un valor seguro del mercadeo cotilla al que se entregan nuestros queridos periodistas, esos sujetos que habitan las tertulias del vocerío sin sustancia. Mou es la Belén Esteban del imprevisible esférico. Alguien de quien se puede rajar todo y más. Como personaje no tiene precio. Es antipático, malencarado, fanfarrón. Tiene vitola de triunfador, por lo que verle caer constituye una trama sumamente atractiva. Y apedrearle en su caída lo es mucho más. La única diferencia con la Esteban es que, con todos sus defectos -que ponen en duda, incluso, su idoneidad para ocupar el banquillo que habita-, Mourinho es un profesional. Un tipo formado y estudioso que calcula estrategias, motiva a unos deportistas de elite y toma decisiones en las que se juega su prestigio. La otra... en fin.
Vamos a decirlo sin más rodeos: que Mou llegue fuera del horario previsto a un aeropuerto NO ES NOTICIA. Y convertir el episodio en tal es un escándalo que empobrece el sentido de una profesión bajo mínimos que está contribuyendo al deterioro de la imagen de la institución madridista. Suena mal, pero suena mucho peor que el ruido de fondo esté alimentado por los máximos responsables del club. A la espectacularización rosa del detalle y a la explotación del morbo hay que sumarle el cruce de intereses de unos y de otros. Intereses cómplices, por desgracia. La prueba es concluyente: 


La portada es histórica, no tanto por su mensaje -que también- sino por el hecho de que ponía fin a una grosera campaña de desprestigio que gozó del silencio cómplice de los despachos nobles de Concha Espina. No se trata de remover el asunto, magníficamente glosado en su día por La libreta de Van Gaal. Eso sí, deja poco lugar a la duda que una organización que no defiende a los suyos o que los utiliza como carnaza para la trituradora del amarillismo rampante se condena a sí misma a no ser respetada. 
La prueba es que con Mourinho, al que este blog no quiso como responsable técnico del Madrid, ya hay barra libre. Es cierto, además, que no es buen sistema apagar incendios con gasolina, líquido que el luso emplea con demasiada frecuencia. Pero la única y terrible verdad es que la junta directiva, con su presidente y sus directores generales a la cabeza, está a años luz de detener la espantosa vorágine a la que nos han arrastrado a todos, técnicos, jugadores y aficionados incluidos. 
Que nadie se engañe: siempre hemos sido antipáticos para el antimadridismo. Siempre hemos tenido en nuestras filas a canallas adorables como Juanito o Hugo Sánchez, héroes nada discutidos por la memoria blanca y elegidos como dianas predilectas por los aficionados rivales. Lo único verdaderamente novedoso es el clima verbenero, sensacionalista y desquiciante que rodea a la gigante máquina construida por Florentino. Él ha alimentado al monstruo gritón que hace negocios con el club o que explota su imagen desde lejos tras colgarle el cartel de villano oficial de la película. O que lo masajea sin desmayo con jabón, pues tan rosas son los manipuladores dañiños como los aduladores oficiales del reino.
Lo malo, lo verdaderamente terrible, es que ese monstruo acabará devorando a Mou y al que se ponga por delante. Y si no, al tiempo. 

sábado, 13 de noviembre de 2010

Mourinho se equivoca, Preciado merece sanción


No es Nacido para el Madrid una publicación que le ría sistemáticamente las gracias a Jose Mourinho. El entrenador madridista nos está generando a algunos seguidores de viejo cuño unas sensaciones contradictorias: pensábamos que el equipo jugaría de forma especuladora y que jamás enamoraría por su juego y da toda la impresión de que nos equivocábamos; y temíamos que la imagen del club pudiera verse deteriorada añadiendo más enemigos a los que ya tenemos por la grandeza histórica que caracteriza a la institución y da toda la impresión de que estábamos en lo cierto. El caso del conflicto con el entrenador del Sporting, Manolo Preciado, sigue la línea de la segunda hipótesis, casi demostrada. 
Mou se equivoca al hacer unas afirmaciones desafortunadas, con parte de razón en el fondo y ninguna en la estrategia de comunicación. No sé si con ellas persigue algún rédito deportivo, pero este blog nunca justificará los medios para la consecución de los fines. Los deportistas y seguidores gijoneses tienen todo el derecho del mundo a sentirse mal e incluso a tomarse el partido de mañana como una cita especial, a la que entregarse con redoblado esfuerzo. Pero su técnico no tiene ninguno a hacer las manifestaciones que ha voceado a los cuatro vientos. 
Cada minuto que pasa sin que el Comité Antiviolencia actúe de oficio y abra el expediente de turno contra Preciado es una ofensa al fútbol español. Por encima de pasiones y de colores, algunas de las frases proferidas contra Mourinho constituyen una clamorosa e irresponsable incitación a que el asunto pase de la palabras a los desagradables hechos, especialmente las que desean que el portugués se siente durante el partido con los miembros de un grupo ultra cuya hoja de servicios no es precisamente inmaculada. ¿Alguien es capaz de concebir lo que hubiera sucedido si un entrenador del Madrid le desea a un colega con el que tiene un desacuerdo que lo zanje con los muchachos del fondo sur del estadio Bernabéu? Me da la impresión de que al minuto siguiente hubiera tenido que exiliarse.
Con todo, igual de grave está siendo la reacción de cierta prensa deportiva que le está cargando el muerto de mañana -la expresión es completamente figurada- al antipático preparador madridista. Y se trata de una nueva negligencia profesional que insulta a la inteligencia y al equilibrio ético. Mourinho se equivoca y sus afirmaciones carecen de educación, mesura y sentido de la oportunidad. Preciado utiliza el insulto textual e invita a imaginar un escenario en el que el ejercicio violento parece justificado. Y no es lo mismo. Por eso, cada minuto que pase sin que actúe el Comité Antiviolencia es un insulto al balompié de nuestro país.