Venció el Madrid en su visita a Santander y en una de sus mejores versiones de la temporada, especialmente en su faceta alejada del Bernabéu. Sin CR7 y con dos delanteros puros y sin mediocentro defensivo y con Granero de escudero de Xabi Alonso brilló el equipo con un aspecto muy versátil y especialmente vistoso. Establecer causas y efectos entre ausencias y soluciones resultaría, a todas luces, ventajista. Pero ahí quedará el tranquilizador antecedente por si vuelven a producirse ciertas bajas: el juego colectivo no se resiente e incluso puede hallar un estilo nuevo, más solidario y tocón. Un estilo de una hermosa precisión que el Mou Team practicó anoche durante cerca de una hora.
Fruto de esa puesta en escena y sin haber agotado los treinta minutos de partido los madridistas ya ganaban por dos goles de diferencia, habían empotrado un par de balones contra los palos y se les había ido una oportunidad clamorosa a puerta vacía. Además de los hechos objetivos, sobre el Sardinero se estaba viendo un espectáculo primoroso, una auténtica y ágil sinfonía balompédica. La pelota viajaba vertiginosa de una bota a otra en el corazón del terreno del Racing y parecía pletórica de felicidad en su continuo ir y venir. Adebayor y Benzema tenían toda la pinta de matrimonio magníficamente avenido, Di María estaba más colaborador que nunca, Xabi Alonso daba muestras de desahogo con Granero como acompañante y Özil, grandioso, aparecía por cualquier lado para apuñalar con sus asistencias a un adversario narcotizado por la aplastante superioridad de su invitado.
El pastel tuvo además una guinda colorista y sabrosa. De pronto Xabi buscó arriba a Özil y el esférico se convirtió en una especie de bola de billar que viajó veloz y a un toque a las botas de Benzema, de vuelta al turcoalemán, rápida a Adebayor, devolución a Özil y, tras una aceleración de éste, de regreso a un Adebayor que casi se metió con ella en la portería. Habría que hacer un esfuerzo mental de primera magnitud para rescatar de la videoteca un gol con más solera que éste. Y eso que el segundo, obra de Benzemá después de una asistencia precisa de Özil, tampoco estuvo nada mal. El Madrid lo bordaba.
Sólo la relajación y la administración de tiempos y esfuerzos cuestionó brevemente la superioridad merengue. Avisó el Racing con un penalti propiciado inicialmente por un clamoroso error de Marcelo. Casillas salió a su rescate y detuvo el manso disparo de Pinillos, cosa que no pudo repetir cuando un rato después Rosenberg se plantó solo ante su marco. Las apreturas del 1-2 alimentaron de nuevo la ambición y Benzema ejecutó sin piedad un contragolpe mortal que acababa con cualquier aspiración de los cántabros. El resto fue un puro trámite, con Adebayor devolviendo a los de casa un pésimo lanzamiento de pena máxima, Canales de regreso al hogar entre división de opiniones y Alex, chaval de la cantera, estrenándose con el primer equipo.
No saltó al césped Kaká, no se sabe si lesionado, deprimido o enfadado. Nadie le echó en falta porque en su lugar juega un tipo, Özil, que le ha adelantado a una velocidad de vértigo con su mezcla de hambre, calidad y entrega. Eso sí, como los 65 millones que costó el lujoso fichaje del brasileño son de los socios de la entidad, conviene exigirle explicaciones al club: recordemos que volvió misteriosamente lesionado del Mundial, que ha estado varios meses en el dique seco, que hace ya varias semanas que recibió el alta médica y que ha acumulado minutos para ir cogiendo ritmo de competición. ¿Qué le pasa exactamente? Es por saber, sólo por saber, ya que visto el Madrid de Santander es obvio que nadie le quiere en el once inicial.
uno de los mejores partidos de la temporada sin duda,hace varios partidos ya que se ve un Madrid que domina los partidos y que da espectaculo,estamos en el buen camino,asi si podemos luchar de tu a tu con el barça.
ResponderEliminarHALA MADRID!!