Se le leía la ilusión en la mirada a los miles de granadinos que habitaban las gradas. Desde los tiempos en blanco y negro su equipo no visitaba el estadio más mítico del fútbol europeo. Se les notaba el placer, casi infantil, en los ojos. Unos ojos que tuvieron que ver cómo su guardameta recogía el balón de la red hasta por cinco veces. Ganó el líder por goleada pero terminó contagiando unas sensaciones extrañas en su parroquia, apabullada en su casa por 5.000 voces y entretenida en silbar a su jugador franquicia, que acumula unas estadísticas tan descomunales como incomprendidas. A un observador imparcial y externo le parecería, sin duda, que el madridismo tiene al enemigo en casa. Pero vayamos por partes.
El primer tiempo del Granada lo definió el ánimo y el del Madrid la intermitencia. Arrancaron enchufados Xabi Alonso, Özil y Benzema, mientras que Marcelo y CR7 creaban frecuentes dolores de cabeza por la banda izquierda. No duró demasiado. Los visitantes se acumulaban en la frontal de su área con una eficaz mezcla de rigor y empuje atlético. Y cuando rompían la primera línea de presión llegaban a las inmediaciones de Casillas con excesiva facilidad. En ese sentido, los blancos mostraron una preocupante descoordinación entre líneas y la zaga terminó defendiendo varias acciones en igualdad numérica respecto a los desafiantes y veloces delanteros de la escuadra andaluza.
Pero las cosas son como son. Al descanso daba la impresión de que el Granada estaba haciendo el partido de su vida y de que el Madrid seguía sin pillarle tampoco el ritmo a la Liga. El resultado, sin embargo, era de 2 a 1. El gol inicial lo hizo Benzema, que culminó una negociación previa entre CR7 y Özil, con un pase en semivaselina de uno y un taconazo venenoso del otro. Prueba de que el once andaba un poco desenchufado es que solo tres minutos después el marcador ya reflejaba un empate. Uche le hizo un lío a Marcelo y le puso un centro medido a Rico, que despertó el éxtasis de sus seguidores. La energía positiva puso además al Granada en la antesala de una victoria provisional, cuando la zaga madridista defendió andando una aproximación finiquitada por Rico y que salvó Casillas de forma milagrosa. Así las cosas, cuando más molesto se estaba volviendo el duelo y tras jugarse la roja en lamentable simulación de Nyom, Ramos le dio la ventaja a los suyos a la salida de un saque de esquina. Dos zurdazos, uno de Uche y otro de Benzema, serían las únicas invitaciones al gol que restarían antes del refrigerio.
Lo verdaderamente duro para los visitantes fue el 3-1, obra de Higuaín nada más reanudarse el encuentro. Tanto esfuerzo y tanto compromiso se fueron a pique al mínimo despiste, aprovechado por un argentino que sólo se hizo visible para matar dentro del área cuando los demás se descentraron. Y en breve, la puntilla: Özil mandó un pase teledirigido al pie de Benzema, que encaró al portero y certificó su doblete. Una vez más, la pegada brutal de los hombres de Mou destrozaba a un oponente que había puesto todo lo que tenía.
El partido entró en una creciente agonía. El Granada no se quebró y el Madrid se dejó llevar. Lo único noticioso que quedaba por suceder era una lesión, una llamativa ausencia y un cabreo. Poco después de su segundo gol, Benzema se dejó caer al suelo y se quejó de un golpe en el tobillo. Su peso en el equipo y la escasez de delanteros puros dispararon todas las alarmas. Otro asunto reseñable fue lo de Sahin. Con el duelo definido y con la necesidad de que acumule minutos de competición, el mediocentro turco no pisó, una vez más, el césped de La Castellana. Es como para ir extrañándose. Además, faltaba el elocuente gesto de CR7, autor del quinto y propietario de un soberano cabreo. El portugués, pitado de nuevo por buena parte de la afición, regresó andando y serio a su campo. Mucho ojo porque da la impresión de que su paciencia se agota... y con razón si uno mira el inhumano rendimiento que demuestran sus incontestables cifras. En esas preocupaciones, de gran hondura a poco que uno se entregue a ellas, se podía entretener el madridista mientras los seguidores granadinos seguían haciéndose sentir a pesar de la goleada y ante la mudez del socio capitalino. Cada loco con su tema, que se dice en estos casos.
Buen Blog Os Felicito
ResponderEliminarBuena entrada Michi, siempre poniendo el dedo en la llaga, en este caso el madridismo que habita en el Bernabeu debería hacerte caso y hacérselo mirar, silbar a Cristiano y EN SU CASA, vamos por Dios, no tiene bastante el muchacho con lo que recibe en casa ajena ¿Cuanto tiempo tendremos que esperar para tener un futbolista como el? ¿Cuanto tendremos que esperar para reunir un equipo como el que gozamos ahora? ¿Pero ustedes se han parado a pensar en lo que tenemos en el campo? ¿Cuando han visto jugar a un equipo así o que ofrezca estos números, se han parado a pensarlo?.
ResponderEliminarUn saludo Michi y gracias por permitirme el expresar mi frustración.
Cristiano no se merece que le silben y mucho menos cuando se gana por 5-l.Cuando se canse y se vaya, entonces le echaremos de menos.Saludos
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo con Bigfoot, es lamentable lo de cierto sector del Bernabeu.
ResponderEliminargiven ronaldo's negative body language do you think there is any truth in the rumours that he might be leaving?
ResponderEliminarhttp://www.ronaldo-uk.com/could-ronaldos-madrid-future-be-unclear/
Esta muy bien el blog, no lo conocía hasta ahora, me pasaré más a menudo a leerlo. Aprovecho para felicitarte el 2012, un saludo!!
ResponderEliminarSerás siempre bienvenido. Muchas gracias por tus amables palabras. Feliz año para ti también.
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