Saltó el Madrid al Sánchez Pizjuán de verde y a ocho puntos del líder. Y salió pálido y a los mismos ocho de distancia. La palidez del colectivo era en el fondo sonrojo para sus aficionados, que asisten frustrados al penoso espectáculo de cuatro puntos ganados de doce posibles y una sola victoria contra el débil Granada. Se confirmaron en Nervión las sensaciones de una pésima pretemporada, pagada con un descuelgue vertiginoso que convierte las aspiraciones de reválida en una quimera en el prólogo de la temporada. La preparación, sin duda nula, hay que ponerla en el debe de Mourinho, dueño y señor de la parcela deportiva. Eso y el diseño de una plantilla que tiene a Arbeloa como lateral insustituible y a un mediapunta que supera la decena de millones de ficha solo para dar sombra al botijo. Elementos, todos ellos, que explican en parte la segunda derrota liguera, que llegó sin que el oponente tuviera que hacer nada del otro mundo.
La imagen fue un bochorno, mucho más dolorosa, si cabe, que la lejanía en la que se ve al Barça. Empezó provocando el gol del Sevilla: una cantada de Casillas motivó un saque de esquina en el primer minuto y la posterior omisión de Di María dejó en bandeja el acierto de Trochowski. A balón parado, por enésima vez. Llegó entonces el tanto, nada más arrancar, pero pudo hacerlo después. Inconstante, desdibujado e impotente, el vigente campeón se comportó de una forma sonrojante. Compró la invitación de su rival a mantener un duelo bronco y fue incapaz de generar sensación de peligro más que de forma aislada, con disparos lejanos de CR7 que detuvo Palop y un mano a mano de Higuaín que se marchó fuera.
Mientras tanto, los tipos dirigidos por Míchel ejecutaban el plan de forma impecable. Apretaban en el centro y paraban el juego cuando llegaba la presunta circulación a los hombres clave. Cierto es que encontraron la colaboración de muchos de sus prestigiosos invitados. Özil parecía un muñeco roto, inhábil. Di María erraba todo lo que intentaba, seguramente impedido por su grave error de marca en el comienzo. Y Arbeloa... bueno, el limitado Arbeloa es el lateral derecho indiscutible y sin competencia de la que pretende ser la plantilla más poderosa del planeta.
Recrearse en las mil y una acciones de despropósito de los de verde es un ejercicio de masoquismo en el que no toca incurrir. La solución de Mourinho tras el descanso consistió en retirar a Özil y a Di María para dar entrada a Modric y a Benzema. La principal diferencia del técnico portugués con sus predecesores es que no se anda por las ramas. Eso sí, son tantos los virajes que da que incurre en dislates como que Khedira acabe de lateral por la derecha. Y de eso, de que no haya una alternativa de garantías, tiene toda la reponsabilidad el mánager general, que al parecer también es él.
Solo tuvo diez minutos apañados el Madrid, coincidiendo con la efervescencia inicial de un Modric que contactó mucho con la pelota hasta que se diluyó como un azucarillo. El croata, de hecho, protagonizó la intentona más próxima a convertirse en gol, aunque Palop tocó lo suficiente para que la pelota se fuera al palo. Esa y la de Sergio Ramos, que mandó fuera un cabezazo a un metro del marco, fueron dos de las escasas ocasiones, casi las únicas.
Y así, sin la menor sensación de acogotar al Sevilla, se marcharon los tres puntos... y el Barcelona. Las conclusiones son muy preocupantes. Una pretemporada calamitosa y una terrible gestión de las entradas y salidas en la plantilla se han conjurado para gestar la primera gran crisis del curso. Eso sin contar las movidas de las tristezas y otras historias colaterales. El madridismo no merece este estado de descomposición del que son responsables todos. Como el Manchester gane en el Bernabéu el martes lo van a notar hasta en el Polo Norte.
www.nacidoparaelmadrid.com
@michihuerta
Estoy de acuerdo con el tono general de desolación, pero disiento de los motivos que nos llevan a esta situación.
ResponderEliminarPor partes, lo de Kaká no es culpa en absoluto achacable a Mou, se le ha enseñado la puerta pero hoy por hoy es más difícil de colocar que un ático en Serrano. Y él no lo fichó, no lo olvides.
Sobre Arbeloa, que es limitado, pues si, que en ataque no ofrece demasiadas opciones, pues también. Ahora bien, en defensa es un defensor de plenas garantías, al menos para mí. Y si el Madrid debe fiar sus ansias atacantes a Arbeloa, apaga y vámonos.
Que se debería haber fichado otro en su puesto, pues sí, pero que sea el único en su puesto no es verdad. Está Ramos, el mejor en su puesto del Mundial, Essién también puede jugar y Juanfrán del Castilla es muy aprovechable.
Y no es por defender a Mou, que debería haber gestionado mejor las altas y bajas, especialmente las altas (me sigue faltando un mediocentro suplente de Alonso), pero que con el equipo que sacó el Madrid ayer estemos mirando a Arbeloa y Kaká me parece, simplemente, desacertado. Achacar a la pretemporada (idéntica al pasado año) los males me parece injusto, a la vez que sin argumentos.
El Madrid ha empezado mal, y no sé las causas. ¿Culpables? Todos, por supuesto.
Ahora a esperar al City, ojito con Tévez, ganar y a mejorar poco a poco. Nos sigue sobrando un punto, no lo olvidemos ;)
Un saludo de Todo Real Madrid.
Estimado Michi, excelente artículo (como siempre), pero tengo otro punto de vista sobre los males del Madrid. Creo que no se me puede acusar de crítico resultadista, pues desde la victoria también machacaba a Mourinho. Sí, Michi, comparto lo que comentas en tu artículo; pero desde el conocimiento que me da el haber seguido la carrera de Mourinho, añado más motivos que pueden ayudar a comprender la actual situación del Madrid. Hablas acertadamente de Arbeloa y me pregunto: ¿por qué exiliamos a Carvajal a la Bundesliga si nos hacía falta esta misma temporada? Mourinho nunca ha contado con la cantera en los diferentes equipos en los que ha estado, ni siquiera en su etapa portuguesa. El portugués fue destituido en su tercer año en el Chelsea. Fue muy listo y abandonó el Inter en su segundo año. ¿A qué se debe este bajón de sus equipos en el tercer año? El primer y segundo año que está en cada equipo lo dedica a quejarse de arbitrajes, calendarios y demás falacias. En Inglaterra llegó a insinuar que Wenger era un pederasta, al gustarle los jugadores jóvenes (de Benítez dijo de todo…). En su aventura italiana acusó a la Juve de ser el equipo de Italia y que recibía favores arbitrales (aquí sí que no se inventó nada). Del Milan dijo que los árbitros lo favorecían por Berlusconi. En cuanto a la Roma…(fue una guerra parecida a la del Madrid-Barcelona). Se ha demostrado que sus equipos o ex-equipos quedan fundidos físicamente en su tercer año: la tercera temporada de Mourinho en el Chelsea recuerda a la actual del Madrid. El Inter que cogió Rafa Benítez estaba fundido físicamente. Mourinho emplea “técnicas de rendimiento físico” cuanto menos sospechosas, según relatan médicos italianos. Todo esto no esconde el problema real: los equipos ya saben a qué juega el Madrid y le aplican exactamente su propia medicina. Se cierran detrás, presionan rozando la violencia para arrebatarnos la pelota y nos machacan en las contras. Lo de los goles a balón parado ya clama al cielo y para nada es culpa de los jugadores, sino de un entrenador que nunca ha sido jugador y que no sabe cómo arreglar este problema. Puedo estar equivocado, Michi, pero esto es lo que ya sabía de este “telepredicador” o “encantador de serpientes” que tiene hipnotizado al madridismo. Nunca se me pasó por la cabeza que Jorge Mendes y él se apoderaran del club.
ResponderEliminar