Pasa por ser el centro del campo la línea menos atendida por Mourinho, quien suele preferir que el balón esté lo menos posible en esa parcela tanto en el juego de ataque como en el defensivo. Poco presto a la elaboración paciente, los centrocampistas buscan con velocidad la asociación con los delanteros. Eso impide la acumulación de los obstáculos que tienen delante, tipos que suelen sufrir sobre todo por las llegadas en fugaces oleadas de los búfalos blancos. De igual modo, quizás el equipo ha estado más partido y menos equilibrado que en la temporada anterior, seguramente por la confianza en la capacidad resolutoria de la vanguardia. Y si uno examina las cifras goleadoras no le queda más que admitir la necesaria implicación de la medular, pues las ocasiones para tanto no pueden surgir de la nada, salvo que se crea excesivamente en los milagros.
Así las cosas, vamos con las calificaciones:
Xabi Alonso: 7,5, notable
Cualquier día le da la vuelta al cuentakilómetros. Desde que llegó al vestuario no ha tenido apenas descanso y lo ha jugado todo. La búsqueda de un relevo de garantías es la eterna asignatura pendiente en la planificación de la plantilla. Ha cumplido un año más, ha perdido velocidad -nunca fue su gran fortaleza- y a menudo concentra las energías defensivas de unos rivales que le impiden entrar en contacto con la pelota. Cuando lo hace tiene que ser, sobre todo, muy cerca de los centrales. Sin embargo, mantiene intacta su calidad en el desplazamiento inteligente y los cambios de orientación. Quizás haya pasado los meses más discretos de blanco, pero aunque sea por su condición de irremplazable merece un notable y ningún reproche.
Lass: No presentado
Sumó escasos minutos y se lo ganó a pulso. Su inteligencia es inversamente proporcional a su vigor en el césped, razón por la que fue justificadamente castigado por el jefe: el francés, enfadado por una sustitución, se borró de una convocatoria posterior en señal de protesta. Cuando saltó al campo cumplió, incluso en el lateral derecho. Por polivalencia es un tipo aprovechable pero su actitud se antoja incorregible.
Khedira: 7, notable
Dadas sus condiciones no se le puede pedir mucho más. Cubre una parcela extensísima del campo y contribuye a la solidez de un bloque en el que no siempre los de arriba recuperan la posición con urgencia. Especialmente en determinadas citas su presencia se agranda, por ejemplo en los clásicos. En otras, sin embargo, las carencias se hacen evidentes. Su principal problema es que al fútbol se juega con un objeto redondo que se llama balón. Con él en los pies es torpe, por lo que tiende a no complicarse. Sin duda potente, llega a puerta con frecuencia aunque tampoco el disparo a puerta sea una virtud. Cuando tuvo que llevar el peso ante equipos pequeños o en ausencia de Xabi se retrató como lo que es: un centrocampista imprescindible en el plantel pero cuyo protagonismo debe bajar cuando se trata de mandar.
Sahin: No presentado
El gran fracaso de la temporada. Vino como solución para la omnipresencia de Xabi Alonso y con la lujosa vitola de 'mejor jugador de la Bundesliga'. La complicada relación con sus rodillas y la supuesta fragilidad mental le dejaron en el banquillo durante casi todo el curso. Solo apareció en minutos intrascendentes y está por descubrir. Al parecer, Mourinho confía en recuperarlo para la causa, misión que se torna en una de las más importantes para el 2012-2013.
Altintop: No presentado
No añadió nada. Gastar líneas con su caso sería llenar el vacío con la nada.
Granero: 7, notable
Si su carácter estuviera a la altura de su talento sería un fijo en el once. Por desgracia no hay coincidencia en esos dos méritos y tuvo que conformarse con un rol secundario. Fue titular en una de las mejores actuaciones del equipo, con goleada en Pamplona cuando el objetivo liguero se puso más tenso. Posee movilidad y ayuda mucho a la circulación, si bien a veces se evade o se atasca. El once gana en posesión y pierde en nervio y simetría con su presencia. Ha demostrado ser tan irregular como útil.
Kaká: 5,5, aprobado
Fue sin duda su curso más destacado, algo bastante fácil de conseguir dados los penosos antecedentes. A cada uno hay que exigirle en función de distintas variables y en su caso la presupuestaria no se puede eludir. Es el suplente más caro del fútbol mundial y su calidad emergió a cuentagotas. Al menos jugó y lo hizo con empeño. No obstante, su fracaso ante el Bayern, entrando de refresco con una prórroga por delante, puede ser el último. Carente de ritmo y de regularidad, parece obvio que ya no habrá milagros, incluido que algún equipo ofrezca una millonada por él.
Özil: 8,5, notable
Es uno de los jugadores más especiales del planeta fútbol. Su sola presencia y conducción del esférico devuelven el precio de la entrada, convertida en papel de lujo gracias a su corretear con la cabeza arriba y su estilo basado en la caricia. Ha vuelto a demostrar una extraordinadaria visión de juego y una precisión brillante para la asistencia. Le falta mejorar las cifras goleadoras y quitarse de encima la acusación -solo fundada en parte- de ser un tipo inconstante y con cierta propensión a desaparecer. Este año dejó una acción para el recuerdo: en la vuelta copera del Nou Camp destapó el tarro de las esencias más exquisitas e incluyó un zapatazo al larguero desde su casa que puso en solfa al Barcelona. Su evolución es indiscutible, se entrega en defensa como el que más y por su juventud lo tiene todo para marcar una época. Está en el club más adecuado para lograrlo.
Callejón: 7,5
Fue titular en el Sánchez Pizjuán y abrió la puerta de una goleada espectacular. Lo fue también en la vuelta copera contra la Ponferradina y se descolgó con unos minutos pletóricos de acierto. Conclusión: se puede contar con él en casi cualquier circunstancia. Asumió una función subsidiaria en silencio y dejó que hablara su entrega sobre el césped. Es vivaracho, listo y competitivo, si bien anda por debajo de la media de calidad en cuanto se le compara con los grandes cracks de la plantilla. Como escudero no merece ningún reproche.
Di María: 7,5
Una inoportuna lesión divide su rendimiento en dos: hasta que se rompió brilló gracias a su velocidad y su acumulación de pases de gol. Se comportó como un afilado cuchillo para las defensas rivales, a las que descoloca con sus incursiones por dentro y a pierna cambiada. Es desequilibrante y uno de los primeros defensores cuando se pierde la pelota, así que no extraña que Mou lo considere uno de sus preferidos. Quizás por ello volvió precipitadamente de su última lesión muscular y se comportó de forma un tanto obstinada y carente de recursos físicos. A poco que le respeten las fibras de su delgado cuerpo, los de arriba tienen en él a un socio de primera categoría mundial.