En una mañana de domingo gris y pesado emergió la verdad del fútbol. La verdad de Özil y de Ronaldo. Tras una nueva semana de dimes y diretes, pan nuestro de cada día para la prensa escandalosa desde hace demasiado tiempo, el alemán de ojos saltones puso la luz en el juego en la misma medida en la que Cristiano puso los goles, tres de los cuatro. Uno y otro fueron sustituidos ante la entrega generalizada de una grada que en ellos sí cree.
Las pruebas que esgrimieron no fueron unos vulgares
mensajes guasaperos, sino el arte del pase y de la pegada. Ellos fueron sin duda lo mejor de un partido mañanero y sin demasiada tensión, que dejó por cierto una primera mitad para olvidar. La dupla Essien-Modric no funcionó durante ese período, quizás por la nula aportación ofensiva de uno y por la intermitencia del segundo. Los minutos caían sin que el monopolio de la posesión significara nada fértil. Adán, que fue titular, se convirtió en simple testigo de los hechos, si bien sus colegas de la vanguardia tampoco llegaban en demasía a las inmediaciones del peligro. En un par de ocasiones pudo desnivelar la igualada Özil, pero lo suyo es más la apertura de espacios y las generosas entregas que el acierto ante el marco.
Los papeles volvieron a los mejores actores y la película subió en acción dramática después del receso. Ingresó Khedira en el tapete y, a pesar de que no parecía intervenir mucho, la cara general mejoró. Cierto es que el gol de Ramos a la salida de un polémico córner, con una posible falta de Carvalho sobre Moyá, despejó definitivamente el horizonte.
A partir de ahí todo fue coser y cantar. Özil y Ronaldo se sobraron para rubricar una contra tan sencilla como asesina, con el medipunta cediendo la pelota en el momento justo y en el lugar exacto. El portugués firmó un zurdazo seco, cruzado y marca de la casa. En muy breve sumó otro par en variantes que demostraban de nuevo su tremenda versatilidad goleadora: de cabeza a centro medido de Di María y de penalti con un golpeo fuerte y pegado al palo.
Con el 4-0 y con los mejores jugadores ya en el banquillo para ahorrar energías de cara al clásico copero del miércoles, los hechos se relajaron. Callejón casi cerró la manita poco después de entrar en el campo. Y Di María exigió a Moyá una estirada notable en un libre directo. Pero no hubo más. La gente se marchó a comer con la sensación de haber encontrado sobre el césped y en las botas de Özil y de Ronaldo la verdad del fútbol que ya le cuesta encontrar tanto en los quioscos.
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@michihuerta
No se si a Eterno le sigue oliendo a podrido en el Real Madrid, a mi parecer despues del partido de hoy màs bien huele a perfume y del bueno.
ResponderEliminarMichi tu cronica igual o mejor que el partido realizado por Cristiano y Ozil. HALA MADRID por siempre. Saludos.
A Eterno,a mí y a muchos madridistas que estuvimos esta mañana en Chamartín nos sigue oliendo a podrido, estimada señora (UNA MADRIDISTA). No es la primera vez que Florentino actúa de esta manera. Por otro lado, una crónica excelente, Michi. Por mucho que digan, yo no vi falta de Carvalho en el primer gol, y por fin veo el lateral derecho bien cubierto. ¡Vaya diferencia tanto en defensa como en ataque! Pueden decir que Sergio Ramos es un maravilloso central, pero hoy volvimos a ver al mejor lateral derecho del mundo.
ResponderEliminarHola, querría invitaros a todos a mi blog anticulé:
ResponderEliminarCartas para Hélènia: 7 cosas que VEREMOS, OIREMOS Y PENSAREMOS
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