Completó el Madrid la convocatoria ante el Getafe a falta de cinco minutos, otra anomalía accidental que sumar en este arranque del nuevo proyecto. El gentío acudió a Chamartín a saborear el estreno de Bale, sin duda el fichaje del año. Y se quedó con las ganas por culpa de unas molestias musculares que hicieron saltar las alarmas durante el calentamiento. Compareció por necesidad Isco, que no pudo ahorrarse los esfuerzos planeados y que se vio obligado prolongar su brillo. Él y Di María fueron seguramente los que más sobresalieron en una victoria labrada con juego muy notable.
Quizás como consecuencia de la extrañeza de los preliminares al Madrid le tocó remar en contra de la corriente, mucho más después de que Fernández Borbalán escamoteara una falta a Cristiano en una jugada que terminó en gol de Lafita tras rebote en el pie de Pepe. Se desconoce a estas alturas si parte de la prensa interpretará algún error de Diego López en la acción, que todo puede ser. Lo que sí se confirmó es que hay aficionados hartos del discurso mediático, hasta el punto de que se recogieron firmas en las inmediaciones del estadio y se corearon consignas desde la grada. Y parece la segunda fase, pues, según los números, hace tiempo que el cansancio trajo provocó deserciones masivas de las cabeceras de referencia.
Parte del duelo se dirimía por esos derroteros en las butacas. Sobre el campo, las camisetas blancas se entregaron a una remontada que no tardaron en lograr. Empató Pepe en una acción sembrada de imprecisiones a la salida de una falta que remató Cristiano, quien mandó un trallazo contra el cuerpo de Moyá.
Con el empate los de casa disfrutaron de una larga fase de inspiración. Mejoró mucho el bloque en la presión, con el aliento del ambicioso Di María por bandera. Su despliegue físico volvió a ser inhumano, actitud a la que sumó Illarra un excelente criterio en la colocación y la salida del balón. El Madrid se adueñó del choque. Del choque y de los guarismos, amplidados gracias a un penalti por manos de Míchel en un lanzamiento de libre directo ejecutado por Ronaldo. El portugués chutó de nuevo, esta vez sin barrera. Y marcó.
Todavía quedó tiempo antes del receso para el enésimo capítulo del culebrón de desamores que tiene por protagonistas a Benzema y a parte de la afición. Una incorporación eléctrica de Carvajal por la derecha acabó con un remate fallido del francés a pocos metros de la portería. Destacan en la especie de los delanteros los de raza asesina, aquellos
que pueden tocar la pelota de cualquier manera que siempre sobrepasa la línea de cal. Benzema no es uno de ellos. Posee
otras virtudes, algunas de ellas excepcionales. Pero carece de
instinto homicida, preciado rasgo que no venden al peso en ningún campo de
entrenamiento. Y por muchos murmullos o pitos que escuche eso no va a cambiar. Quizás fuera mejor intentar ayudarle, opción a la que se acogió el respetable cuando el 9 cabeceó fuera solo ante el marco. En el cambio de trato tuvo mucho que ver Arbeloa, que se comportó como un capitán sin brazalete cuando reclamó apoyo a su compañero, que acabó sustituido entre gestos de cariño.
Eso ocurrió ya tras la reanudación, que abrió paso a los lances más brillantes hasta la fecha. Se vio a un once comprometido, ambicioso, constante. Isco sumó varios pasajes de inspiración y el Getafe sufrió el vendaval, incluido un golazo del malagueño en una operación marca de la casa, con recorte dentro del área y rosca teledirigida a las mallas. De ahí hasta el final, pura placidez, a excepción de alguna intervención obligada de Diego López y de los ataques de miopía de un mediocre Fernández Borbalán, que le dio la noche a Cristiano.
El luso siguió a lo suyo, que consiste en intentar meter un gol tras otro. Se lo impidió el poste en una internada peligrosa. Tampoco acertó poco después Morata, que nada más pisar el campo echó fuera una ocasión clarísima. También participó de la fiesta Jesé, que provocó en una contra vertiginosa la expulsión de Míchel. Parecía que todo llegaba a su fin cuando CR7 anotó con la espuela el tanto con el que deja atrás las espectaculares estadísticas de Hugo Sánchez. El 4-1 reflejó una superioridad estimulante, con sensaciones mejoradas y las únicas dudas de las lesiones... y del debate sobre la falta de un 9 matador.
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@michihuerta
Parece que la cosa mejora un poco, pero solo un poco, falta mucho para que nuestro Real Madrid vuelva a ser el mismo de hace no pocos años.
ResponderEliminarMi bienvenida a todos los seguidores de nacidos para el Madrid con el deseo de que empeceis con vustros comentarios. Saludos a todos y HALA MADRID.