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jueves, 23 de diciembre de 2010

Real Madrid 8 Levante 0. Y sobre campana... ocho

 
Minutos antes de marcharse de vacaciones navideñas la plantilla del Madrid decidió darse un banquete. El escandaloso marcador de la cita copera contra el Levante no fue nada en comparación con la vertiginosa diferencia en el juego. Los locales, muy lejos de la desidia de años precedentes, saltaron al campo como si se tratara de la última oportunidad de sus vidas deportivas. Enfrente sólo -me niego, qué quieren ustedes, al idiota resto de la tilde al que obliga ahora la RAE- estaba el Levante, uno de esos equipos humildes que, cuando pierden la concentración, cobran por todas partes. Compareció cualquier factor positivo que imaginarse pueda en la lluviosa noche invernal del Santiago Bernabéu. La conclusión numérica fue un escándalo que invitaba al orujo y al villancico: y sobre campana, ocho. 
Los factores explicativos empiezan en el banquillo. Mourinho no se anda con especulaciones en el manejo de la plantilla ni con la calculadora de los minutos que sus jugadores llevan sobre las piernas. Probablemente sea el preparador de Primera División que con más respeto está afrontando la que se tiene por tercera competición en grado de importancia. Por eso puso la mejor alineación posible si se tienen en cuenta las lesiones y las bajas por sanción. Eso incluyó un novedoso dúo de centrocampistas, integrado por Xabi Alonso y por Granero, que hicieron aún más sangrante la última actuación liguera de la sociedad Lass-Khedira. A diferencia de lo que sucedió el domingo contra el Sevilla, la mayoritaria posesión de la pelota era fluida, dañina y hasta vistosa. Se sintió tan bien tratado el esférico que buscó una y otra vez el merodeo en el área rival y el beso apasionado de las mallas. 
El primer ósculo tardó poco en llegar. Benzema, en su mejor actuación hasta la fecha, hurtó a los rivales y los encaró como un loco suicida. Tras una bicicleta y un tiro seco batió al pobre Munúa. La acción recordó al Ronaldo gordito, cuyo grado de psicopatía goleadora nunca tendrá el francés, quien, eso sí, añade un grado de participación muy alto en el despliegue ofensivo cuando decide que el plan le mola. Contra el Levante molaba y el delantero se hinchó. Aprovechó otro error de la defensa azulgrana -qué bien suena, maldita sea- para hacer el tercero, asistió a Cristiano para que empujara el cuarto y tuvo un gesto de lo más delicado en el quinto tras la asistencia, no menos sutil, de Di Maria. Si las matemáticas no fallan, el galo sumó su segundo triplete con la elástica del club más laureado del mundo. Y, cosas de la esquizofrenia, recibió cuando le cambiaron una acalorada ovación de los mismos que el domingo le increparon con furioso desahogo. Las pasiones son así.
El resto del espectáculo se movió en un territorio similar de hambre, acierto y complicidad de un enemigo superado desde el arranque de la batalla. Granero le daba soluciones a un Xabi al que le hace falta muy poco para propiciar la superioridad de los suyos desde el prólogo de las jugadas. Di María se lo llevaba todo por delante, veloz, incansable, orgulloso y tan insistente como asistente. Özil y Ronaldo tampoco faltaron a la comilona, con un gol en el que el primero detuvo el tiempo y con otro hattrick del luso, uno de esos comensales que nunca dice 'no' cuando el camarero le ofrece repetir.
Así las cosas, el equipo respondió con juego y con una orgía goleadora al pésimo rollo creado durante y después del encuentro dominguero contra el Sevilla. Este blog aprovechará el parón que se nos viene para pronunciarse al respecto, pues hay tormenta en el seno del madridismo internauta. De momento apetece mucho más entregarse al cántico entusiasta de lo que pareció una cena de empresa, con los invitados entregados a la causa hedonista tras una copa de más. Que permanezca el recuerdo en el disco duro de un club en permanente estado de agitación y en la memoria de unos aficionados esclavizados por la tiranía del instante. Felices fiestas.

1 comentario:

  1. Las portadas se las llevan Benzema y Cristiano, pero para mí el mejor fue Di María, me parece que hizo una exhibición. Está creciendo a pasos agigantados desde que llegó. Y por otro lado, qué pena que no se le dé más confianza a Granero al lado de Xabi Alonso.

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