Se abre el telón del tercer y último acto. El carrusel de clásicos ha dado ya las vueltas correspondientes al trámite liguero del Bernabéu y al excitante episodio valenciano y copero. Ahora, llega el clímax de la competición continental por excelencia y cientos de millones de ojos están pendientes en todo el mundo de lo que vaya a suceder. Sin ánimo futurólogo, éstas pueden ser las claves de la batalla definitiva:
1. El clásico europeo dura 180 minutos
Es una obviedad pero casi siempre las obviedades constituyen el fundamento o los principios básicos de cualquier teoría. Nada acaba mañana en el Bernabéu salvo que se den circunstancias paranormales y, por tanto, muy imprevisibles. La igualdad ha marcado los dos duelos precedentes gracias, sobre todo, a las apuestas tácticas de Mourinho y a la fe de sus jugadores. Y en el equilibrio de fuerzas parece sentirse más incómodo el Barcelona, un equipo extraordinario al que se le puede retirar el prefijo 'extra' cuando no se siente netamente superior a sus rivales. El Madrid, por lo tanto, debe mantener muy viva la eliminatoria y alargar las incertidumbres azulgranas durante el máximo periodo posible. Dominar los tempos de una larguísima operación de desgaste puede ser el primer recurso que lo explique todo.
2. La duda es la semilla de la obsesión y la obsesión es la semilla de la parálisis
El Barcelona viene de una era de dominación casi completamente feliz... hasta que llegó Mou con el Inter. Está claro que el único grano que le ha salido en pleno rostro al barcelonismo tiene apellido portugués. No habrá sorpresas en el planteamiento y Pepe seguirá batiéndose con los bajitos tocones en un centro del campo sembrado de legítimas minas terrestres. Ni en Liga ni en Copa -salvo media hora de bajón blanco en el segundo tiempo de Mestalla- rompieron Xavi, Iniesta y Messi la tela de araña con carácter general. La duda está sembrada y hay que ser muy fuerte mentalmente para no dejarte llevar a la resignación si sigues intentándolo y no te sale. Las emboscadas en la medular y los ataques verticales y homicidas de la vanguardia merengue deben seguir profundizando en el trauma de su enemigo.
3. La actuación arbitral se examinará con precisión microscópica... pues Guardiola lo ha querido
El credo de Guardiola defendía como una de sus máximas irrenunciables no hablar jamás de los árbitros. El sábado, sin embargo, Pep pecó públicamente al sugerir la incoveniencia de que la ida la dirigiera un colegiado portugués. Menos de dos días después, la UEFA designó al alemán Stark. Quien quiera establecer una relación causa-efecto tiene poco impedimento, pues dispone del aval de los hechos para formular la hipótesis. En cualquier caso, las declaraciones del entrenador catalán sí son prueba de una contradicción profunda que aflora en el instante decisivo de la temporada. El juez va a soportar una presión añadida completamente innecesaria y los centímetros se van a medir con una perfección científica inusitada. Mal asunto cuando se trata, como indica el tópico, de que pase lo más desapercibido posible.
4. La fuerza y la resistencia física son decisivas en este tramo de la temporada
El Madrid supo sufrir en la finalísima de Mestalla y esa fue una de las claves de su excepcional victoria. La jugada del gol, con una combinación velocísima por la banda izquierda y un cabezazo de una potencia portentosa, llegó después de 105 minutos de una exigencia atroz. Al estilo blanco le conviene un choque sudoroso, de ritmo alto y salteado de sacudidas eléctricas contra la meta de Valdés. Lo mental y lo muscular son factores importantísimos a finales de abril, aunque para eso hay que seguir neutralizando la circulación del Barça en las zonas dañinas del campo y amenazarle con bofetones en la mejilla cada vez que se recupere la pelota.
5. La calidad individual suele ser la guinda del pastel
Casillas y CR7 aparecieron cuando debieron para ganar la Copa. La historia del fútbol apenas deja para el recuerdo guarismos que no vayan acompañados de acciones puntuales y definitivas. Tanto en Chamartín como en el Nou Camp se dará una incomparable concentración de talentos variados correteando alrededor de un objeto encantador llamado balón. Las estrategias las hacen buenas los jugadores y los arbitrajes también pueden ser contradichos por sus habilidades. Un paradón, una asociación precisa o un disparo seco lo decantan todo en un momento dado. Habrá que ver si hay un nombre y un apellido que firme el acta del pase a la final de Wembley en lo que promete ser el mayor espectáculo del mundo.
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ResponderEliminarTengo curiosidad por saber cómo hubiera sido tu clase del jueves pasado si no estuviéramos de vacaciones... En fin, esta noche que gane el mejor (público: ¡BARÇA BARÇA BARÇA!)
ResponderEliminarUn saludo desde las vacaciones, Michi
Hubiera sido gloriosa. No te voy a borrar la palabra esa tan fea que has escrito en mayúscula porque soy un caballero madridista.
ResponderEliminarSaludos también para ti desde las "no vacaciones".
Habrá que ver si el arbitro pasa desapercibido o por el contrario cede a los lloros y regalan como de costumbre el partido a los azulgrana.
ResponderEliminarPienso que con un arbitraje neutro el Real Madrid a crecido mucho como equipo, conoce las debilidades del rival y además ya sabe que puede derrotarlo ... veremos que pasa.
Saludos, y no dudéis en acudir a mi blog para relatos cortos y opinión.
Olvidaste:
ResponderEliminar6. No cortar ni regar el césped
Solo de esta manera podrá el Madrid deshacerse de una vez por todas de aquella mala fama de practicar un fútbol ultra defensivo.
7. Publicar notas de opinion en la pagina oficial del club hablando de los fallos arbitrales de Wolfgang Stark.
Es la mejor manera de quitarle presión al colegiado ante un partido de alta tensión.
8. Utilizar a la central lechera para que calienten el partido a más no poder. Lanzar acusaciones de doping y de nacionalistas encubiertos para que el aficionado merengue comprenda que aqui no solo esta en juego el pase a la final de champions.